Realizamos un control normal de nuestros parámetros metabólicos, mediante un análisis de sangre, y descubrimos que tenemos valores muy altos de colesterol, triglicéridos o glucemia. Se trata de una situación más difundida de lo que pensamos y que está muy bien no subestimar, e incluso pedir asesoramiento médico. Lo primero y más importante que debemos entender son las causas que han llevado a nuestros parámetros más allá de los límites recomendados. Además de una predisposición genética, en su origen puede haber diferentes factores relacionados con nuestro estilo de vida. De hecho, la alimentación incorrecta, el sedentarismo y el paso de los años pueden influir en nuestro metabolismo alterando sus delicados equilibrios.
Colesterol, triglicéridos y glucemia: por qué es importante tenerlos bajo control.
Es un buen hábito tener bajo control los valores de colesterol, triglicéridos y glucemia mediante un análisis de sangre. Cuando resultan alterados, debemos tener presente que, por lo general, estamos frente a una situación reversible. Por este motivo, intervenir de manera sistémica es fundamental para evitar la aparición de patologías más relevantes y dañinas para el organismo.Realizamos un control normal de nuestros parámetros metabólicos, Realizamos un control normal de nuestros parámetros metabólicos,
El colesterol es una sustancia muy importante para nuestro organismo, donde ejerce múltiples funciones. Es un componente de las membranas celulares, es necesario para la síntesis de diferentes hormonas, como por ejemplo la testosterona, los estrógenos y el cortisol, y participa en el metabolismo celular. Es tan importante que nuestro organismo es capaz de producirlo por sí mismo pero también logra obtenerlo de los alimentos: normalmente el 70 % es de producción propia y el 30 % deriva de la dieta.
Cuando los niveles de colesterol en la sangre se vuelven muy altos, debido a una dieta desequilibrada, o menos frecuentemente debido a una predisposición familiar (genética), comienzan los problemas. Así, el colesterol empieza a depositarse en las paredes de los vasos sanguíneos, estos se engrosan y aumentan su rigidez. Progresivamente, se forman verdaderas y auténticas placas (aterosclerosis) que estrechan el vaso obstaculizando el flujo sanguíneo. En estas condiciones, el corazón, el cerebro y otros órganos no reciben un adecuado suministro de oxígeno y se producen daños muy graves, como por ejemplo infarto e ictus.
Por lo tanto, es importante mantener nuestros niveles de colesterol bajo control. El colesterol alto (hipercolesterolemia) no causa de por sí síntomas, por lo que se deberían realizar análisis de sangre (con mucha más frecuencia en personas de edad avanzada). Los valores deseables de colesterol son:
Los niveles de HDL no deben estar por debajo del valor indicado porque estas sustancias ejercen una importante acción protectora: eliminan el colesterol en exceso de los tejidos.
Para mantener los niveles de colesterol bajo control y evitar que los valores aumenten, el estilo de vida generalmente juega un papel fundamental. Es importante prestar atención a la alimentación, en particular evitando alimentos ricos en grasas saturadas (las de origen animal), y realizar actividad física regular, evitando así también la aparición del sobrepeso y la obesidad, factores predisponentes al desarrollo de la hipercolesterolemia.
Los triglicéridos son otra forma de grasa presente en la sangre. Representan una importante fuente de energía para el organismo. Cuando con la dieta se introducen muchas grasas, carbohidratos (azúcar, pan, pasta) o alcohol, los niveles hemáticos de triglicéridos aumentan. Los valores elevados de triglicéridos en la sangre se asocian, por lo general, a elevados valores de colesterol-LDL y a bajos niveles de colesterol-HDL y a otras enfermedades, como la diabetes y la obesidad. Por este motivo, es importante mantenerlos en valores «deseables», es decir, inferiores a 150 mg/dl.
El término glucemia indica la concentración de glucosa en la sangre. La glucosa es el nutriente esencial de todas las células de nuestro organismo, que la extraen directamente de la sangre. La principal fuente de glucosa son los alimentos, pero en menor medida, puede también ser sintetizada por nuestro organismo a partir de proteínas y lípidos (grasas). Es posible mantener relativamente constante el valor de la glucemia a lo largo del día gracias a la acción de hormonas específicas; entre ellas, la insulina es la principal hormona hipoglucemiante (disminuye la glucemia) y es necesaria para regular el metabolismo de los azúcares.
En personas sanas, que tienen una vida ordenada y una alimentación correcta, los valores glucémicos en ayunas pueden variar de 70 a 110 mg/dl; valores entre 100 y 125 mg/dl indican una condición de glucemia alterada en ayunas (IFG), una condición que deberá invitar a prestar mayor atención al propio estilo de vida. Los valores de glucemia iguales o superiores a 126 mg/dl, según la American Diabetes Association, deben considerarse probables síntomas de diabetes.
Además de la transmisión genética, existen numerosos factores que favorecen la aparición de estas condiciones: la obesidad o el sobrepeso, sobre todo la acumulación de grasa abdominal, el sedentarismo y una alimentación muy rica en grasas y pobre en fibras naturales son los principales elementos que provocan la aparición en sujetos propensos. Por lo general, las personas no sienten síntomas físicos significativos incluso cuando la hiperglucemia está ya presente. Por lo tanto, tener bajo control los valores de la glucemia es particularmente importante para lograr mantenerse saludable, reduciendo las condiciones que predisponen al riesgo cardiovascular.
En ciertos casos, un solo parámetro alterado puede provocar con el tiempo la alteración de otros. De hecho, se activan reacciones concatenadas entre sí que, comenzando por el intestino, pueden determinar la alteración simultánea de varios parámetros metabólicos, como los triglicéridos, el colesterol, la glucemia y la circunferencia abdominal, hasta llegar al síndrome metabólico.
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